XVII CERTAMEN LITERARIO 2013 Evaristo Bañon - page 9

CATEGORÍA C
Primer Premio Narrativa
Titulo: EL REFLEJO DE RODRIGO
Autora: IRENE MOLLÁ ALBERO
EL REFLEJO DE RODRIGO
Rodrigo es un muchacho corriente. Sus notas no son demasiado buenas; en los boletines
del colegio, siempre saca bienes o notables, excepto algún sobresaliente en educación
física. Él tiene ocho años, y vive en un piso sencillo arriba de un bar, con su padre,
Antonio, su madre, María José, y la pequeña Carlota, que entonces venía de camino.
Rodrigo es pelirrojo, y alto para su edad. Rodrigo es un amante de los coches, cuando
pasea con su padre por la calle, siempre anda diciendo el modelo de los coches que hay
a los lados. Claro, que con su madre no lo puede hacer, ¡eso le pone de los nervios! Pero
con su padre se lo pasa bomba, porque él comparte su pasión por los motores. Bueno, es
que hasta hace poco, el padre de Rodrigo trabajaba en un taller de coches, pero perdió el
empleo, y ahora sólo les queda el sueldo de su madre, que cuida de personas mayores.
Aunque a Rodrigo no le importaba mucho esto, pues lo que realmente le importaba, era el
mal humor con el que su padre se levantaba por las mañanas, y claro, se lo contagiaba a
su madre y cuando llegaba la noche ya estaban los dos malhumorados.
Un sábado, Rodrigo se despertó temprano, alrededor de las ocho, se levantó de la cama
un poco zombi, y se fue al cuarto de baño para lavarse la cara. El lavabo estaba a la
derecha de la puerta y tenía un pequeño espejo arriba. Rodrigo levantó la cabeza y se
miró en el espejo; tenía el pelo revuelto y la cara hecha una pena, pero se sonrió y el niño
del espejo le devolvió la sonrisa. Abrió el grifo y se inclinó para lavarse la cara, pero su
reflejo seguía ahí, con una sonrisa en la cara y sin moverse. Rodrigo no se dio cuenta,
hasta que se secó la cara y vio que su gemelo le observaba con expresión impaciente y
los brazos cruzados. Se sobresaltó y saltó hacía atrás reprimiendo un grito. Su reflejo se
puso el dedo indice en los labios pidiendo silencio , y misteriosamente, comenzó a hablar.
¡Silencio, por favor!
¿Ha-ha-ha-has hablado? - Balbuceo Rodrigo.
Sí, bobo, ¡pero no grites, que si despiertas a tu padre, te caerá una buena! -Le riñó
su reflejo- he venido a avisarte, así que será mejor que prestes atención – le
sugirió, y viendo que Rodrigo asentía con la cabeza continuó: - los demás reflejos
de tu casa están furiosos, ¿sabes?
¡Enfadados! ¿Desde cuándo los reflejos se enfadan? - Interrumpió Rodrigo.
¿Me dejas seguir? - Rodrigo asintió de nuevo – bien, ¿sabes que tus padres están
tristes?
Sí, claro. Despidieron a papá, pero... ¿qué tiene eso que ver?
Tiene que ver con que sus reflejos están enfadados porque no sonríen cuando se
miran al espejo, es decir, si tus padres están de mal humor, sus reflejos también,
¿entiendes? - Explicó el reflejo.
Entiendo, pero, ¿de qué me vas a avisar? - Respondió Rodrigo cada vez más
asombrado con la idea de que su reflejo le estuviera hablando.
Se están planteando hacer una huelga, Rodrigo – confeso el reflejo-.
¿Cómo? ¿En serio?
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