Los meses siguientes fueron los mejores de la vida de Rodrigo. Porque al cabo de un mes
de la última vez que el reflejo le habló a Rodrigo, nació su hermana Carlota, y todos, hasta
su padre, se alegraron muchísimo.
Y al final, aunque pasaron varios meses, su padre consiguió trabajo en un taller de la
zona, y firmó un contrato, que según le dijeron a Rodrigo, garantizaría el trabajo de su
padre cinco años más en aquel taller.
Porque, en fin, ocurrió lo que su reflejo le dijo a Rodrigo, “Todo se arreglará pronto”. Y
todo esto sucedió, en parte, gracias a Rodrigo, por ser tan bueno con sus padres, aunque
tenga sus cosillas, porque gracias a él, su padre tenía más ánimos para levantarse, e ir a
buscar empleo con más ímpetu. Y hasta hoy, a veces, cuando Rodrigo se mira en el
espejo, ve que su reflejo le guiña el ojo y le sonríe.
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