de las hadas del invierno. Cuando bebieron, decidieron arreglarlo, por la noche
destruyeron las armas y las hadas del verano hicieron brillar el sol, las de la primavera
hicieron crecer las flores y las del otoño remolinos de hojas secas. Imaginaros: al no
haberse derretido los muñecos de nieve, lo mejor de cada estación se resumió en un día.
Las hadas del invierno pidieron perdón y todo se arregló.
Así que sí vais a un pueblo con un árbol especial, seguro que por allí andan Rosi, Urugú y
los demás.