CATERGORÍA ESPECIAL
Primer Premio Narrativa 1º PREMIO NARRATIVA
Titulo: A medias
Autora: Rosa López Caerols
A medias
Acabo de hacer un gran descubrimiento. Mi vida por fin toma sentido. He descubierto que no me gustan las
cosas enteras, completas, acabadas; lo acabado no tiene emoción. Siento debilidad por las cosas a medias.
Lo curioso es que mi madre ya lo sabía. De hecho me lo repetía constantemente cuando era pequeña: “lo
haces todo a medias”. Y era verdad. Hacía la cama a medias, barría el suelo a medias, me duchaba a
medias… Cuando mi madre me mandaba a comprar, traía la mitad de la compra, aunque mi madre me
hiciera una lista completa; y comprara lo que comprara también volvía con la mitad del dinero, a veces
incluso con la mitad del billete, mientras el otro medio caía en medio de un charco, o en medio del viento,
que se lo llevaba.
Siempre me gustaron los catalejos, que eran como medio prismático; y los piratas con un solo ojo, una sola
mano, y una sola pierna (así solía dibujarlos); combinaban esas mitades con lo que debe tener un
sinvergüenza de “medio pelo”: un parche, un garfio y una pata de palo. Además mis piratas siempre tenían
el corazón “partío”, una mitad en sus tesoros y otra mitad en sus amores; y se hubieran partido por la mitad,
y la mitad, y la mitad de la mitad para estar con Angélica, con Edurne, con Sara o con Sofía (tan bella Sofía,
con esa mirada que roza el verde, a un paso del azul, en la mitad del cielo y del mar).
Recuerdo que mi padre también se enfadaba mucho conmigo, y se ponía medio rojo y medio “atacao”,
cuando me decía que me comiera la comida y yo me comía medio plato; una fruta entera…jamás; juro que
no sé por qué, pero no me cabía más que media manzana o medio plátano, o medio kilo de cerezas, o el
zumo de una naranja, que es parecido a no comérsela entera. Y es curioso porque ahora es él, el que de
vez en cuando me dice que a ver si encuentro a mi media naranja… ¡Será cínico!
Y es que a mí me gustan las medias lunas (en creciente y en menguante), y también las de chocolate claro.
Parto las galletas por la mitad antes de meterlas en la leche, que por supuesto está templada. Compro
media sandía; sé nadar a medias; me gustan los medios audiovisuales, los medios de transporte, y los
medios de comunicación; las medias de calcetín y los pantalones piratas; el vaso medio lleno y el
aburrimiento medio vacío. No me gustan las horas en punto porque me recuerdan a menudo que llego
tarde. Duermo en una cama de cuerpo y medio, con medio cuerpo dentro y la otra mitad fuera, (esto me
viene desde pequeñita). Puede decirse que estoy en una edad media, aunque no soy un personaje
medieval. Me gusta el invierno cuando ya se acerca a la primavera, la primavera cuando se intuye el verano,
el verano cuando vislumbra un otoño, y el otoño cuando está a medias. El momento del día que adoro, es
ese en que no sabes si decir que aún es de día o que ya es de noche (sobre todo en verano); y también
viceversa, el momento en que va a empezar a rayar el Alba. El Alba. Disfruto cuando sale el sol a medias y
se va escondiendo entre las nubes, coqueto. Disfruto de ver mis álbumes de cromos sin completar, porque
mantengo la ilusión de concluirlos, de seguir pegando cromos; sin embargo, una vez que pego el último, ya
no me motivan, pierden el interés. Me gusta saberme en medio del camino, porque así sé que me queda por
andar, otra mitad por aprender. Sentir en medio del bosque, en medio del mundo. Me encanta el ombligo.
Me chiflan los ombligos, porque están en medio del pasado y del futuro, en medio incluso del presente. Soy
de términos medios, de medias tintas, y me gustaría tener un final para estas palabras en medio de no sé
que, pero sintiéndolo mucho, creo que voy a dejarlo aquí, A MEDIAS.
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