felices y comieron perdices y lombrices.
PERRO FLACO, PULGAS A ÉL
Érase que se era un perro al que le gustaba jugar con sus pulgas.
Un día jugaron a la comba y saltaron tanto que le partieron el espinazo y el perro “estiró la
pata”. El dueño enfureció porque nunca entendió la manera de divertirse de su perro,
nunca se alegró de verlo feliz. La gente del pueblo le daba el pésame y él muy enfadado
decía: “No quiero ni penas ni leches se ha ido por festero”. El hombre nunca superó una
muerte tan feliz.
LEÓN
En un pequeño zoológico, en Caudete, había un león triste y afligido porque se había
hecho mayor. Nadie le visitaba y encima se estaba quedando calvo. No llevaba bien la
vejez allí encerrado. Quería ver mundo.
El día de la revisión médica cuando cumplió 20 años, se escapó y corrió como un león
adolescente. Se sentía libre. Con una fuerza desconocida para él, saltó una tapia de una
casa y cayó en el jardín. Allí había una familia que estaba preparando una barbacoa por el
cumpleaños de la abuela. El destino quiso que justo aterrizase encima de la abuela que
contemplaba a su familia en la distancia mientras tejía una bufanda. Murieron los dos, la
abuela aplastada y el león con una aguja de tejer pinchada en el corazón.
Todo el mundo recuerda con emoción el día que a la abuela le cayó un león.