CATEGORÍA E
Mención Especial Narrativa
Título: Nuestra pequeña montaña de un grano de arena...
Autora: Ana Mª Serrano Bañón
Nuestra pequeña montaña de un grano de arena…
Siempre se ha dicho que los adolescentes exageran las cosas, que hacemos una
montaña con un grano de arena, y es verdad, cualquier cosa que nos sucede o nos
preocupa nos afecta, hacemos de ello el fin del mundo, nos arriesgamos a caernos, pero
luego nos cuesta levantarnos, y no siempre lo hacemos, sentimos en nosotros un gran
vacío emocional y no sabemos luego como llenarlo, a veces nos sobra con un abrazo,
una palabra, una persona… Y otras necesitamos medio mundo para sentirnos realizados,
creamos en nosotros unas metas, aspiraciones, sueños…
Sueños que se desmoronan a cada paso en falso que damos, sueños que se rompen con
solo una frase, con solo una palabra, y es que es verdad que muchas veces soñamos con
cosas grandes, metas inalcanzables, y ya estamos hartos de oír que no hay nada
imposible, que con esfuerzo y constancia todo se puede, y a veces sí, pero otras muchas
no.
Hay veces que tan solo queremos importarle a alguien y ello nos lleva a creer que es
nuestro sueño, cuando en realidad despertamos en nosotros una parte llamada obsesión
a la que nosotros le decimos amor, que nos sentimos obligados a darle nuestra felicidad a
una persona y que haga con ella lo que quiera, que te destruye y desmorona por minutos
y te hace tocar el cielo por segundos, y aunque la vida sean instantes y tengamos que
disfrutar de cada uno de ellos, un día estas bien y al otro no se sabe, no sabes si te
acostaras con el mismo humor con el que te has levantado, que en un instante te puede
cambiar la vida, o tu puedes cambiársela a otra persona.
Y es que en eso consiste para nosotros la adolescencia, en llegar a ser algo en la vida de
otra persona mientras te olvidas de disfrutar la tuya, en querer ser perfecta a los ojos de
alguien mientras te olvidas que la perfección la pones tú a tú gusto.
Queremos agradar a la gente para creernos que así seremos más felices y en realidad
solo nos hacemos más daño a nosotros mismos. Queremos hacernos ver perfectos ante
ojos ajenos y disimular que estas bien, cuando en realidad todo te mata por dentro,
creyendo que si no entras en una 36 nunca serás ideal, que tenemos que aprender a
querernos y cuando lo hacemos suele ser demasiado tarde, te das cuenta de que ya has
pasado tu etapa de adolescente y aun no has conseguido esa meta, y entonces llegan las
dudas, los “¿Serviré para algo?”…
Y en esos pequeños instantes de inestabilidad emocional, nos planteamos las peores
cuestiones. A veces los superamos, otras no, y nos envolvemos en una serie de
preocupaciones, la mayoría inexistentes, que te desvelan hasta las 3 de la mañana, y ahí
es cuando se nos dice que estamos haciendo una montaña de un grano de arena, que
solo por estar en la adolescencia vemos las cosas blancas o negras, que no vemos
ningún tipo de gris, y nosotros creemos que no, que tenemos problemas que nadie
entiende, que necesitas a alguien que venga y te diga que pares, que no es todo tan malo,
que te saque de esa pequeña depresión en la que tu solo estabas entrando y ni te habías
dado cuenta, que te pones a leer esa novela de tu autor favorito, esa en la que las
relaciones de amor parecen lo más bonito y perfecto que hay, y te vuelves a deprimir
porque quieres tener algo así aunque tu pareja sea totalmente lo contrario, y entonces
llegan los “¿No me querrá?”.,.