Querido papá:
¡Feliz año nuevo! Hoy estoy muy feliz, ¿sabes? Mamá me ha dicho que para el día de
Reyes voy a tener una gran sorpresa y estoy muy emocionada. Ojalá la sorpresa sea que
para esa fecha vengas a vernos.
Hoy me ha llegado una carta tuya, por lo que doy por hecho que sí que has leído mis
cartas. En ella me decías que sentías mucho haberte ido, que cuando fuera mayor lo
entendería todo y que hay veces en los que tomar una decisión puede salir caro. ¿A qué
te refieres con eso? Junto a la carta venía un paquete que ponía que era para mí. Al
abrirlo me llevé una gran sorpresa. Era un collar con una foto de cuando tenía tres años y
me monté por primera vez a un trineo contigo. Estoy tan impresionada por el regalo, pero
ojala estuvieras aquí para que vieras lo contenta que estoy.
Att: Tú muy emocionada hija.
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Querido papá:
Feliz día de Reyes…
Aunque sería más feliz si no estuvieras ahora mismo en un hospital y yo no estuviera
escribiendo esta carta mientras tú estás inconsciente y yo estoy sentada en la silla que
hay a tu derecha. ¿Qué te ha pasado? ¿Por qué estás lleno de cables y de tubos
conectados a muchas máquinas? No quiero que te pase nada papá.
Papá, ¿por qué te están desconectando todos esos cables y todo los tubos? ¿Por qué de
repente han venido muchos médicos corriendo? ¿Qué está pasando? ¿Por qué me están
sacando de la habitación? ¿Papá?
Papá, te quiero
Att: Tú hija más preocupada
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Querido papá:
Me has tenido asustada toda esta semana, durante estos siete días, has ido
recuperándote. Mamá y yo veníamos a verte todos los días a todas horas. El médico ha
dicho que hoy te podrían dar el alta, pero que te tienes que quedar con alguien para que
te cuide mientras estás de reposo y tú le has dihco que nos tenías a nosotras. ¿De verdad
vas a volver?
Att: Una hija muy alegre.
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NARRACIÓN:
Entro a la habitación y te veo con los ojos abiertos leyendo un papel, intento hacer el
menor ruido posible para sentarme en la silla y no desconcentrarte. Cuando terminas de
leer la hoja, te giras hacia mí y con los ojos cristalizados has estirado tus brazos en mi
dirección. He entendido tu señal, así que voy a abrazarte. Nos fundimos ambos en un
caluroso abrazo. Hemos estado un rato así, hasta que ha llegado mamá, la cual se ha
unido a nosotros. De repente, te separas de nosotras y cayéndote una lágrima por tu
pálida mejilla le has dicho a mamá:
-Cuida a tu hija, es muy inteligente. No permitas que nadie influya para mal en su vida. Te
quiero, vida mía.-Has cambiado el rumbo de las palabras y ahora es a mí a quien le estás
hablando: