Previous Page  19 / 34 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 19 / 34 Next Page
Page Background

-Tiene razón, es… crudo –afirmé – si alguna vez necesita algo de ayuda, no dude en

buscarme, son esos edificios en la esquina de esa calle, el 2B- le dije señalando mi

absurdo apartamento en la lejanía.

-¿Por quién debo preguntar?-dijo la mujer.

-Pregunte por Newt- respondí, fue el primer nombre que me vino a la cabeza, sonaba muy

bien- ¿Y usted es?

-Sarah Stevenson, tome mi dirección – y me entregó una tarjeta de visita.

Le agradecí haberme escuchado y me despidió con una sonrisa, fue la primera sonrisa

que me lanzaba y lo último que he visto. Llegué a mi apartamento que se caía a

pedazos.

Una semana más tarde de nuestro encuentro, por fin encontré trabajo. Era muy

peligroso, pero muy bien pagado: albañil de rascacielos. Mis vecinos y mi casero

quedaban asombrados cuando respondía a su pregunta, resultaba sorprendente, según

sus palabras. Gracias a Dios, descubrí que no tenía vértigo y además, las vistas eran

deslumbrantes, y el sueldo era fantástico. Allí conocí a mucha gente, pero la que se

convirtió en una gran amiga fue Sarah. Era fantástica y cuando no lloraba era aún más

bella. Me ayudó mucho y quedábamos siempre en mi apartamento. En uno de estos

encuentros, le pregunté si alguna vez podría visitar su casa y así conocer a sus hijos,

hablaba mucho de ellos. Algunos incluso eran adolescentes, cuando quedábamos,

siempre los dejaba con su madre, según ella.

-Mm… ¡Claro! Son bastante revoltosos pero son muy simpáticos, cuando están quietos-

me respondió, adoptó una voz extraña, notaba un hilo de voz y no me miró en ningún

momento cuando respondió, de todos modos, yo le propuse quedar al día siguiente en la

tarde. Bajé a despedirme de mi invitada en la entrada al edificio, estaba ya bastante lejos

cuando de repente me dijo.

-Bueno, ha sido fantástico volver a verte –exclamó mientras caminaba de nuevo hacia mí.

-Mucho gusto, Sarah- me giré para entrar de nuevo a la casa.

-¡Newt!- me gritó, cuando me di la vuelta, encontré mis labios junto a los suyos.

Era extraño, una mujer que había quedado viuda hace apenas un mes, acababa de

besar a un hombre que ha conocido hace menos de cuatro semanas. Estaba perplejo,

totalmente asombrado, no me resultaba extraño que Sarah me besara, era guapa,

simpática y amable; pero continuaba siendo raro, debido a su situación actual. Se marchó

y descubrí a un hombre sentado en el portal del edificio, le pedí educadamente que se

levantara, era blanco, llevaba sombrero y traje formal oscuro y no despegaba sus manos

de los bolsillos. Probablemente, sería muy rico, su aspecto y ropa lo reflejaban a la

perfección, no sé qué haría un hombre tan refinado en un barrio bajo como el mío.

-Georgie, Georgie, te estás metiendo en un lío, ¿lo sabes bien? – dijo mientras

jugueteaba con su corbata, quedé perplejo con sus palabras.

-Perdone, creo que me ha confundido, que tenga una buena noche- le respondí

intentando terminar esta extraña conversación cuanto antes, comencé a sacar las llaves

de mi bolsillo y a intentar entrar al edificio y olvidar a este individuo.

-No deberías quedar con esa mujer, George. Es… extraña, ¿no crees? Notas algo raro en

su voz, yo no me fiaría de Sarah.

-¿La conoce?- le pregunté al hombre que me llamaba George, ¿y si ese era realmente mi

nombre?

El hombre asintió con la cabeza y me dirigió una sonrisa que le hacía aún más extraño.

-Sarah es peligrosa, ha perdido la cabeza. Conozco a su familia y no son buena gente,

eso te lo puedo asegurar.

-¿Conoció a Thomas? – le dije intentando parecer afligido.

-¿Quién es Thomas?

-¿No decía que la conocía? Thomas fue el marido de Sarah, murió hace un mes.

-El marido de Sarah murió hace 5 años, George, no eres el primero que cae en sus redes.