Background Image
Previous Page  12 / 26 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 12 / 26 Next Page
Page Background

CATEGORÍA D

Primer Premio Narrativa

Título: LUIS ENTRE CORTINAS

Autora: ADELA ARENAS REQUENA

LUIS ENTRE CORTINAS

¡Hola! Me llamo Luis y os voy a contar la historia de mi último verano.

Pero primero me voy a presentar, como ya sabéis me llamo Luis y me considero un chico

bastante aventurero y alegre. La verdad, creo que tengo un encanto especial, lo único que

veo malo en mí es que tengo muy mala suerte y ahora os voy a explicar porque.

Bueno, la historia comienza así:

Era el último día de verano y yo estaba jugando con la consola, ni más feliz, empecé a

tener sed, así que decidí bajar a la cocina a por un refresco, entonces sentí algo raro, no

sé, era extraño. Comencé a notar algo muy poco corriente dentro de mi. Así que seguí y

no le dí importancia.

Al cabo de unas horas, sobre las 12:00 de medio día, volví a notarlo y decidí ir a dar una

vuelta por el barrio. Entonces vi un camino repleto de monedas, así que lo seguí. Me llevo

hasta una gran mansión en la que había una gran limusina negra aparcada en la puerta y

dentro de ella habia una ardilla de gran tamaño con un esmoquin pidiéndome que fuera

con ella y yo, por supuesto, como soy tan valiente fui.

Al llegar allí, me pidió que montara en la limusina y me fuera con ella. Dijo que iba a

llevarme a un sitio llamado “Entre cortinas” o algo así.

Cuando llegamos alli, era todo muy raro, había cortinas de todos los tamaños y colores,

desde la más grande a las más pequeña, y de ellas salían payasos que decían una frase

chistosa y se volvían a esconder, bailarines y bailarinas que interpretaban una pieza de

música y se escondía, gente riendo, llorando, aplaudiendo, aquello era un caos.

La ardilla, después de ver todo aquello, me hizo una propuesta. Me dijo que si era tan listo

y tenía ese encanto especial, sería capaz de atravesar todas las cortinas, pero no era tan

sencillo como eso, tenía que atravesar cada una de ellas bailando, contando un chiste,

etc.

Y si alguien de las personas que lo veían, no aplaudia, debería quedarme allí para

siempre, pero si ganaba, me podría quedar las monedas del camino, porque no sé si os

he dicho que cuando iba caminando intente cogerlas, pero estaban pegadas al suelo.

Bueno, empecé con la primera cortina, que era la más pequeña y era de color amarillo. En

aquella decidí contar un chiste muy gracioso que ya os contaré. Lo conseguí, ya que sólo

había una persona y le encantó.

La segunda era de un color más anaranjado y un poco más grande. Aquí hice mi

maravilloso baile del pulpo que fue un éxito, las dos personas que habían se cansaron de

aplaudir de lo bien que lo hice.

La tercera era de color púrpura y era de un tamaño un poco más grande que la segunda.

En esta utilicé mis técnicas de encanto, así que empecé a mirar a las señoritas del público

con mi espectacular mirada y por supuesto triunfé. Las mujeres se volvieron locas.

La cuarta cortina era de color azul y era de un tamaño un pelín más grande que la última.

En ésta saqué mi reloj y los hipnotice a todos. Aquello fue un éxito absoluto.

La quinta era de color verde y de un tamaño medio. Aquí las cosas ya se empezaron a

complicar. Tuve que hacer reír a personas que les llegaba la boca al suelo, pero lo

conseguí.